"La Primera Impresión, también Renuncia"
Si bien ya he
abordado el tema de la integración de un nuevo colaborador en la empresa, el
equipo o un grupo de trabajo, es necesario insistir en su relevancia. No se
trata de repetir, sino de subrayar un hecho clave: un
mal ingreso no solo es un mal comienzo, es muchas veces una renuncia anunciada.
El proceso de onboarding no es una formalidad administrativa; es la primera experiencia real de cultura, pertenencia y sentido para quien se incorpora. Y como toda primera impresión, deja huella. Una inducción pobre, desorganizada o indiferente puede socavar la motivación antes de que haya empezado el trabajo. Por eso, más que un trámite, el onboarding debe pensarse como una estrategia de retención a largo plazo.
👉 Ejemplo real: En una empresa tecnológica, un analista fue contratado con grandes expectativas. El primer día no había computadora asignada, nadie lo presentó al equipo y su jefe directo estaba en una reunión todo el día. A los 20 días, renunció. Al entrevistarlo, confesó: "Sentí que no les importaba que yo estuviera ahí."
Este
caso, lejos de ser una excepción, refleja lo que ocurre cuando se subestima el
proceso. La bienvenida no es solo simbólica: es funcional, emocional y
estratégica.
Por Pablo Montes

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